6 cosas que hacen los humanos
y que los perros odian...
Hay muchas formas en las que puedes volver loco a un perro y probablemente ni siquiera estás consciente de ellas. Así que si quieres ser el mejor amigo de tu perro, descubre cómo puedes arreglar tus molestos hábitos.
Los perros intentan ser nuestros mejores amigos, pero se los hacemos muy difícil a veces. Aquí hay algunas de las cosas que pueden hacer que un perro se cuestione si quiere seguir siendo tu mejor amigo o si quiere separarse para siempre de ti.
1. Usar palabras más que lenguaje corporal
Somos una especie vocálica. Amamos hablar y hablar, incluso a nuestras mascotas, quienes no pueden entender la mayoría de lo que decimos. Puede que los perros puedan deducir lo que algunas palabras significan –caminata, comida, juguete, vete– y quizás pueden incluso aprender cientos de palabras como lo han hecho algunos border collie. Pero no pueden entender el lenguaje humano. En lo que confían para descifrar qué es lo que decimos, es en nuestro lenguaje corporal. Los perros han evolucionado y se han vueltos expertos en descifrar el lenguaje corporal de los humanos y pueden deducir qué estás pensando y sintiendo incluso antes de que tú mismo te des cuenta. Pero fácilmente les enviamos señales cruzadas si solo nos fijamos en lo que sale de nuestras bocas y no en lo que dicen nuestros cuerpos.
Si vas a cualquier clase de entrenamiento de perros para principiantes, verás a muchas personas diciendo una cosa, haciendo otra y a un perro confundido intentando saber qué es lo que les estás pidiendo. Por ejemplo, decirle a un perro “quieto” mientras te inclinas hacia el perro y estiras una mano como un policía deteniendo el tráfico, en lenguaje corporal realmente significa una invitación a que el perro venga hacia ti. Pero cuando lo hace, recibe un reto por no hacer caso a la instrucción de quedarse quieto ¡Es muy confuso!
Un buen experimento (y algo que tendrá a tu perro suspirando de alivio) es intentar pasar todo un día sin decirle una palabra, tratando de comunicarte solo con tu cuerpo. Te darás cuenta de cómo “hablas” sin darte cuenta, de cómo usas tus movimientos y posición corporal para tener la respuesta que necesitas de tu perro durante el entrenamiento y de cómo comienzas un acto de comunicación sin emitir un solo sonido.
2. Acariciar el rostro de un perro o darle palmaditas en su cabeza
¿Te gusta que te den golpecitos en la cabeza? Creo que no. Que alguien extienda su mano y te de un golpecito en la cabeza, sin importar con cuanto amor lo haga, es algo que no muchos disfrutan. Es molesto y puede ser incluso algo doloroso. Y realmente no nos gusta que personas extrañas se acerquen a nuestros rostros. Supongo que tu reacción sería tirar tu cabeza hacia atrás y alejarte y ponerte un poco tenso debido a la invasión a tu espacio personal. Y sin embargo, muchos humanos creen que a los perros les gusta que les den esos golpecitos. La verdad es que si bien hay muchos perros dispuestos a aguantar esto, si es alguien a quien conocen y en quien confían, la mayoría de los perros no lo disfrutan.
3. Caminar hacia un perro desconocido mirándolo a los ojos
Todos sabemos lo poderoso que es el contacto visual. Si bien podemos ver el mantenerlo como algo de importancia, como una señal de confianza o de concentración, también tenemos que tener presente que el contacto visual prolongado puede alterar los nervios, ser incómodo y resultar dominante para tu mascota. Es desagradable cuando un desconocido nos mira a los ojos ininterrumpidamente, especialmente mientras se acerca ¿Cuál es su intención? Tenemos que leer el resto de su cuerpo para obtener pistas.
El contacto visual es parte de lo que muchas especies hacen para establecer dominancia. Y los humanos usamos los detalles más pequeños del rostro –la suavidad o dureza de los músculos que rodean los ojos y boca– para determinar si la mirada es amigable o no. E incluso entonces, ¡sigue siendo desagradable que un extraño nos mire! Los perros sienten lo mismo. Cuando miras a un perro desconocido a los ojos, sin parpadear, aunque estés sonriendo y tratando de parecer cálidos para ellos, el perro probablemente lo está viendo como un acto de dominancia o agresión.
Pueden responder de forma sumisa –mirando hacia otro lado, acostándose de espalda– o pueden retroceder y comenzar a ladrar. De cualquier modo, para la mayoría de los perros, un extraño que los mira a los ojos mientras se acerca no es una situación agradable.
Si quieres saludar a un nuevo perro en una forma agradable para ambos, acércate con tu cuerpo en un pequeño ángulo (no con tus hombros de frente y hacia el perro), tus ojos levemente hacia otro lado y habla tranquilo y con una voz calmada. Todas estas señas corporales de amistad ayudarán a un perro a entender que no quieres dañarlo. Puede que el perro aún no quiera nada contigo, pero por lo menos no te le acercaste de una forma que lo asuste y que pudiese causar una reacción defensiva o agresiva.
menos confusa y mucho menos estresante.
4. Obligar a tu perro a interactuar con perros o personas que claramente no le agradan
Así como muchas otras especies, los perros tienen sus mejores amigos y también enemigos. Es fácil ver que hay perros –y podemos verlo en las personas también– con los que otros perros quieren pasar tiempo y que hay otros con quienes preferirían no asociarse. Aún así, hay muchos dueños de perros que niegan esto o simplemente fracasan en leer las señales que sus perros les envían. Es común que dueños demasiado entusiastas presionen a sus perros (a veces, literalmente) a situaciones sociales en parques de perros en las que estos preferirían irse a casa. O que permitan a desconocidos acariciar a su perro a pesar de que este muestra claras señales de querer estar en paz.
Es importante darse cuenta de que hay una diferencia entre dar un estímulo positivo a un perro que es tímido, que a uno que esté asustado, el cuál es más susceptible a reaccionar. Hay que dar pequeños pasos para que salgan de su zona de comodidad y recompensarlos por cualquier cantidad de calma que muestren. Un comportamiento social feliz es importante para que lleven una vida balanceada. Pero es vital para la seguridad y sanidad mental de tu perro el saber reconocer la diferencia entre estímulos gentiles y basados en recompensas y no forzar una interacción.
Cuando se presiona demasiado a los perros en estas situaciones sociales, es más probable que se desquiten con una mordida o pelea. Han dado pista tras pista –ignorando, evitando, incluso quizás gruñendo– y finalmente ya han tenido suficiente. Ahora te dan el mensaje completo con sus dientes. Lo que es incluso peor, es que su confianza en ti como líder protector se ve reducida y ahora tendrán más asociaciones negativas con el parque, alguna persona o perro, o un escenario social en general. Así que hazle un favor a tu perro: lee su lenguaje corporal cuando no quiere estar cerca de ciertos individuos y no lo obligues.
5. Que seas aburrido
¿Sabes cómo se siente el estar obligado a pasar tiempo con alguien que es completamente aburrido? Piensa. Recuerda cuando tenías que acompañar a tus padres a hacer trámites de adultos, ninguno de los cuales incluían una visita a una juguetería o parque, por supuesto. Recuerda ese sentimiento de apenas poder estar quieto, queriendo quejarte y gruñir. No podías tomar parte de las conversaciones de los adultos, las cuales de todas formas eran aburridas y te hacían quedarte quieto y en silencio. ¡Pero sólo querías moverte! Correr un poco en la calle o hacer cualquier cosa para acabar con la monotonía.
Así se siente tu perro cuando estas ocupado siendo un adulto aburrido. Los perros aborrecen estar aburridos ¡Y es difícil no serlo! Llegamos a casa desde el trabajo y queremos despejarnos, hacer algunas tareas caseras, la cena y tirarnos en el sillón a relajarnos. Y eso es lo más molesto que les podemos hacer a nuestros perros quienes han estado esperándonos todo el día para que finalmente juguemos con ellos.
Si tu perro está siendo problemático –metiéndose en cajas o armarios, comiendo zapatos o masticando las patas de las mesas– lo que básicamente está haciendo es demostrarte lo aburrido que está. Afortunadamente, hay una forma fácil y rápida para solucionar esto: juegos de entrenamiento. Enseñarle un nuevo truco a tu perro, repasar los antiguos, jugar a “encontrar” su juguete favorito, o salir y usar una caminata como una oportunidad para ganar agilidad urbana son formas de estimular ambas la mente y cuerpo de tu perro. Una hora de entrenamiento equivale a un par de horas jugando un repetitivo juego de tirar y atrapar en términos de cansar a un perro. Si bien el ejercicio y las caminatas son importantes, añadir algo de juegos mentales hará que tu perro esté felizmente cansado. Incluso solo unos 15 a 30 minutos diarios harán una gran diferencia.
6. Molestarlos
Esto debería ser obvio, por lo cual no le daremos muchas vueltas al asunto. Pero vale la pena mencionarlo porque muchas personas aún lo consideran gracioso. No le ladres a un perro que veas en la calle. No los saludes ni les hables cuando te ladren por detrás de una puerta o ventana. No tires de sus colas. La lista sigue y sigue, pero en resumen no hagas algo que sabes que molesta a un perro sólo porque lo consideres gracioso. No lo es para el perro y puede llevar a serios problemas de conducta y quizás, merecidamente, te llevarás de recuerdo unas marcas de sus afilados dientes.
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